Contrato firmado y llaves entregadas. Pero cuando una vivienda se alquila se generan muchas dudas sobre quién paga cada cosa, más allá de la evidencia de las cuotas mensuales. El inquilino se pregunta hasta dónde es justo que asuma ciertos gastos.
Efectivamente, cuando se vive de alquiler, uno de los elementos que más puede enrarecer la relación con el casero son las discusiones sobre quién debe asumir los costes de un arreglo o reparación. La comunicación entre ambas partes será clave para actuar con urgencia y evitar cualquier incidencia de mayor gravedad.
Como se produce una evidente confrontación cuando se relacionan alquiler y averías, la legislación vigente ha establecido una serie de obligaciones que ambas partes deben cumplir, entre las que encontramos también aquellas referentes a quién debe asumir los gastos correspondientes a reparaciones de averías o cubrir desperfectos por accidentes cuando ambas partes entran en conflicto.
Por su parte, el inquilino tendrá que desembolsar de su propio bolsillo en el caso de que esos desperfectos hayan sido causados por sus visitas o él, así como en aquellos pequeños gastos derivados del uso cotidiano de la casa. Es decir, cambiar las bombillas, la correa de las persianas o los filtros del aire. Es decir, gastos que todos tenemos con regularidad.
Si de repente el inquilino sufre una avería grave cuya reparación no puede esperar lo más mínimo, éste será libre de realizar arreglos urgentes que eviten que los daños vayan a más para después exigir al casero el reembolso del coste. Si por el contrario es el dueño quien se ve obligado a realizar una obra antes de que finalice el contrato de su inquilino, éste se verá obligado a aguantarla, aunque le genere algún tipo de molestia o dificultad en la vida hogareña.
En conclusión, para evitar conflictos sobre quién debe pagar qué, lo mejor es informarse antes y aflojar la chequera cuando sea necesario.